La crisis sanitaria y económica provocada por la irrupción del coronavirus ha traído consigo importantes cambios en nuestra forma de relacionarnos en el ámbito personal y en el laboral. Uno de los que han llegado para quedarse es, sin duda, el trabajo a distancia. Las empresas, que hasta hace un año utilizaban esta fórmula de forma residual -apenas en un 8% de los puestos se recurría, habitual o esporádicamente, a esta vía, la mitad que la media europea-, han encontrado en el teletrabajo uno de los puntales para mantener en pie su actividad y empleos. Pero, ¿qué impacto tendrá en la integración laboral de las personas con discapacidad?
Más de la mitad de las personas con discapacidad -en concreto, un 56%- cree que va a ser positivo para la plena inclusión, al eliminar las barreras vinculadas a movilidad y accesibilidad física, facilitando la concurrencia en igualdad de condiciones en cuanto a talento, formación y habilidades. En el otro extremo, un 44% “teme que su generalización repercuta negativamente, debido a la falta de contacto presencial, que dificulta el intercambio de valores”. Así se recoge en la encuesta ‘Discapacidad y expectativas para la nueva década’, realizada por Fundación Adecco, con la colaboración de CHM Obras e Infraestructuras, con participación de 600 personas con discapacidad, de entre 18 y 60 años.
Las diferencias en cuanto a valoración del potencial impacto del teletrabajo en la inclusión laboral son muy diferentes en función del perfil del encuestado. Así, el estudio detalla que “las personas con discapacidad física y problemas de movilidad apuestan por el teletrabajo como trampolín de inclusión social y un 81% lo valora positivamente, mientras que aquellas con discapacidad psíquica o intelectual creen que puede invisibilizarla y reforzar el estigma -solo un 36% lo valora de forma positiva-”.
En el caso de las personas con discapacidad sensorial, la percepción está más dividida: un 55% considera que puede ser un factor positivo para avanzar en la inclusión laboral, mientras que el 45% cree que propiciará una mayor exclusión.

Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, señala que “las discapacidades de tipo intelectual son las más estigmatizadas y de ahí que la apuesta por el contacto presencial haya sido, tradicionalmente, el medio para impulsar la empatía y romper los prejuicios y estereotipos. Con la pandemia y las medidas de distanciamiento, es necesario estudiar fórmulas innovadoras para que las relaciones sociales no se vean mermadas, bien a través de la vía telemática o bien de forma física, con las debidas medidas, de seguridad”.
2020-2030, ¿una ‘década perdida’ para la integración laboral?
La gran mayoría de los encuestados -el 86%- se muestra convencido de que el teletrabajo va a consolidarse en la presente década. Pero, pese a que, como hemos visto, más de la mitad estima que puede tener un impacto positivo en la inclusión laboral, la encuesta de Fundación Adecco revela un gran pesimismo entre las personas con discapacidad sobre los avances reales que pueden lograrse en esta década.
El resultado del estudio refleja que solo un 7,5% de las personas con discapacidad cree que entre 2020 y 2030 se avanzará de forma relevante en la plena inclusión social y laboral, mientras que un 70,1% considera que va a estancarse y el 22,4% restante teme que se produzca un retroceso en los avances logrados en los últimos años.
A este enfoque negativo contribuye, sin duda, el balance final de 2020, que arroja el primer descenso en la contratación de personas con discapacidad en ocho años, “en gran parte, debido al parón en muchos sectores en los que habitualmente se emplean, como la hostelería o el turismo”, según los responsables del informe.
En este sentido, Francisco Mesonero afirma que “las políticas activas de empleo, la colaboración público-privada y las estrategias de diversidad e inclusión en empresas y organizaciones son la llave, no solo para evitar el estancamiento, sino para convertir la tragedia en reto y acelerar como nunca el proceso de inclusión social y laboral”.

Itinerarios personalizados y competencias digitales
En el caso concreto de las políticas de empleo, el estudio advierte de que “deben dirigirse a trazar un itinerario personalizado que impacte en diferentes áreas: psicológica, formativa o intermediación laboral. Resulta, además, fundamental acercar a las personas con discapacidad a los nichos de empleo emergentes y dotarles de competencias digitales, tanto para la búsqueda de empleo como para el desempeño del mismo”.
Sin duda, estas competencias y los avances en accesibilidad digital universal son clave para la igualdad de oportunidades en el contexto actual y futuro y propiciarán que el teletrabajo actúe, realmente, como factor dinamizador de la inclusión.



